En cualquier caso, desde el conocimiento de las atípicas particularidades de "La Naval", debo manifestar que el porvenir de la factoría tiene que sustentarse en la continuidad, sí o sí, de las dos líneas de negocio que ostenta: las piezas (forjadas, fundidas, forja comercial, cilindros) y la laminación. Y tanto el actual accionista como los presumibles socios financieros y/o tecnológicos venideros, sin descartar, tampoco, a los tradicionales fabricantes de piezas con quienes (quizás) pudieran establecerse futuras alianzas, deben saber, y tomar nota, de que la empresa es indivisible.
El pasado sirve para aprender y el aprendizaje hace que la lucha y la muerte cobren sentido.
¿Por qué empeñarnos en recordar el dolor, en vez de aprender y plantear proyectos con futuro? Como bien dice Pedro A. Fernández Gutiérrez al final del artículo, hemos de dejar una tierra que merezca la pena a nuestros descendientes.
En relación a este parrafo si es porque es una laminación superespecial 100%, si es por mantener puestos de trabajo, ¿no sería mejor plantear una estrategia de transición hacia nuevas vías de negocio, con mayor potencial de futuro?